El progresismo se la pasó durante años diciendo qué estaba mal y qué
estaba bien, y cuando un gobierno se decidió a encarar los desafíos por
ellos mismos sugeridos, se quedó afuera por decisión propia, contándole
las costillas al gobernante que decidió tal abordaje.
por Demetrio Iramain.
Periodista y poeta.
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